BATISCAFO LIBROS
Representación comercial de sellos españoles en América Latina y Estados Unidos mediante acuerdos estables de distribución.
Sellos y Catálogo (DETALLE LIBRO)
Autor:
Editorial: Errata Naturae Editores
Colección: La muchacha de dos cabezas
ISBN: 9788419158871
Fecha Publicación: 2024-11-18
Precio (S/IVA): 23.56
Precio (C/IVA): 24.50
Formato: Tapa blanda o Bolsillo->
Paginas: 400
Medidas: 215 X 140 mm
IBIC: PROSA: NO FICCIÓN
Sinopsis:
Por mucha propaganda negruzca y viscosa que las compañías petrolíferas quieran verter sobre nosotros, la crisis climática no es un problema de «huellas de carbono» individuales ni de grandes soluciones tecnocientíficas: en realidad, la responsabilidad del calentamiento global arraiga en una ínfima minoría capitalista. De hecho, el último gran estudio al respecto demuestra que solo 100 empresas son responsables del 70 % de las emisiones globales desde 1988. Inaudito, ¿verdad? Pero real. Esas empresas están poniendo en gravísimo riesgo la vida de toda la humanidad y del planeta: han expropiado nuestra atmósfera, nuestros medios de supervivencia y nuestro futuro común. Por supuesto, son ellas quienes poseen, controlan y se benefician en gran medida de la producción material que da lugar a dichas emisiones, pues no nos engañemos más: el poder de la economía no está disperso entre los consumidores, es la producción (estratégicamente deslocalizada y oculta a nuestros ojos) la que en secreto limita y dicta el consumo.
Y la única forma de cambiar ese modelo y sus devastadoras consecuencias será mediante una lucha. Así, en este innovador análisis, Matthew T. Huber sostiene que hay que enfrentarse a esta clase capitalista que es responsable del cambio climático y de su espectacular aceleración. Sin embargo, la imagen impopular que tienen hoy las políticas climáticas entre buena parte de la población debilita enormemente las posibilidades de construir un movimiento a la altura de este desafío. Es necesario conformar, por tanto, una nueva política climática que apele a la gran mayoría de la sociedad: la clase trabajadora, esa que soporta salarios bajos, empleos alienantes y condiciones laborales inseguras. Al igual que ocurrió durante las determinantes luchas populares del pasado, ganar la batalla climática dependerá de la creación de un movimiento de masas que fuerce a los Estados a actuar, el cual deberá basarse en la solidaridad planetaria entre las diversas clases actuales de proletariado y garantizar para todos ellos un cambio transformador en sus existencias. s
Por mucha propaganda negruzca y viscosa que las compañías petrolíferas quieran verter sobre nosotros, la crisis climática no es un problema de «huellas de carbono» individuales ni de grandes soluciones tecnocientíficas: en realidad, la responsabilidad del calentamiento global arraiga en una ínfima minoría capitalista. De hecho, el último gran estudio al respecto demuestra que solo 100 empresas son responsables del 70 % de las emisiones globales desde 1988. Inaudito, ¿verdad? Pero real. Esas empresas están poniendo en gravísimo riesgo la vida de toda la humanidad y del planeta: han expropiado nuestra atmósfera, nuestros medios de supervivencia y nuestro futuro común. Por supuesto, son ellas quienes poseen, controlan y se benefician en gran medida de la producción material que da lugar a dichas emisiones, pues no nos engañemos más: el poder de la economía no está disperso entre los consumidores, es la producción (estratégicamente deslocalizada y oculta a nuestros ojos) la que en secreto limita y dicta el consumo.
Y la única forma de cambiar ese modelo y sus devastadoras consecuencias será mediante una lucha. Así, en este innovador análisis, Matthew T. Huber sostiene que hay que enfrentarse a esta clase capitalista que es responsable del cambio climático y de su espectacular aceleración. Sin embargo, la imagen impopular que tienen hoy las políticas climáticas entre buena parte de la población debilita enormemente las posibilidades de construir un movimiento a la altura de este desafío. Es necesario conformar, por tanto, una nueva política climática que apele a la gran mayoría de la sociedad: la clase trabajadora, esa que soporta salarios bajos, empleos alienantes y condiciones laborales inseguras. Al igual que ocurrió durante las determinantes luchas populares del pasado, ganar la batalla climática dependerá de la creación de un movimiento de masas que fuerce a los Estados a actuar, el cual deberá basarse en la solidaridad planetaria entre las diversas clases actuales de proletariado y garantizar para todos ellos un cambio transformador en sus existencias. s